diumenge, 21 d’abril del 2013

El A-B-E de la Economía

Hay un nuevo fenómeno dando la vuelta a los mercados del mundo. Se llama “Abenomics” en referencia al nombre del primer ministro Japonés Shinzo Abe y la política que está implementando bajo su tutela el Banco de Japón. En las mismas palabras de Mariano Rajoy la semana pasada “El banco central de Japón acaba de tomar una decisión que es un cambio muy importante de sus políticas”. A continuación decía, “creo que en Europa, y entre todos, debemos plantearnos si el BCE debe tener las mismas competencias que todos los bancos centrales del mundo o las que tiene ahora. Habrá que hablar de este tema. Estamos en un momento decisivo”.

Pero ¿en que precisamente consiste este cambio importante que acaba de implementar el Banco de Japón? El país Asiático esta sufriendo un problema de caída de precios importante, es decir una deflación, desde hace casi veinte años. Hay un consenso creciente de que esta situación tiene como raíz el envejecimiento y la contracción de su fuerza laboral debido a la baja natalidad que ha experimentado el país durante décadas.

Esta caída de precios tiene consecuencias económicas importantes porque hace que la deuda suba como porcentaje del PIB. Entonces el Banco de Japón ha tomado la determinación de dar la vuelta a esta situación intentando producir un inflación anual de un 2%. La forma de conseguir este objetivo es imprimiendo dinero en suficiente cantidades como para bajar el valor del yen; no una sola vez pero continuadamente, año tras año.

Esta política es extremadamente peligrosa, como acaba de advertir el inversor multi millonario George Soros, debido a que puede generar la expectativa de los japoneses de la calle de una pérdida constante del valor de su dinero. Este hecho podría provocar una huida de dinero del país a un ritmo fuera de control, hundiendo totalmente la moneda. Como dice el primer ministro español, estamos delante de un momento decisivo en la historia moderna.

L'article que va publicar La Vanguardia el diumenge 21 de abril de 2013 en el suplement Dinero

diumenge, 7 d’abril del 2013

La racionalidad de lo irracional

Esta semana el corresponsal del Financial Times, Wolfgang Munchau, ha dado lugar a lo que se puede caracterizar como un debate de mucho ruido y pocas nueces. Concretamente el periodista ha insinuado que el estado de salud del sistema financiero español no es del todo bueno. Eso en principio no tendría que haber provocado más respuesta que una muestra de no conformidad, pero ha ido más lejos y ha dicho que en los países del sur de Europa los impedimentos para una hipotética salida de la zona euro son "sorprendentemente" bajos, por lo que con el tiempo puede convertirse en algo "racional", desde el punto de vista económico, plantearse la salida de la zona euro.

Discrepo con Munchau, no por lo que ha dicho sobre el sistema bancario español, pero por su estimación del listón de dificultad que impone sobre las consecuencias de la salida. Creo que es evidente que España hoy en día no tendría los problemas que tiene si no hubiese adoptado nunca la moneda única. Pero de esto a decir que el coste de la salida no sería muy grande es un salto que va más allá de nuestra capacidad de cálculo. Sería algo así como decir: “ójala que no me hubiera casado con esta persona”, una vez ya estás casado. Peor aún si dicha persona tiene hijos, los cuales tenemos en el caso de la moneda única en forma de deudas compartidas. Así que de la misma manera que una persona no puede simplemente renunciar a la herencia de sus decisiones personales, los ciudadanos de un país no pueden desprenderse airosamente de las consecuencias de las decisiones de sus gobiernos.

La realidad es que nadie puede hacer el cálculo de coste real del hecho de deshacer el euro, por lo tanto sería un salto al vacío y sobretodo no sería una decisión basada en un cálculo racional.

Otra cuestión diferente sería la posibilidad de que un país tomara la decisión de salir del euro por razones irracionales, simplemente porque sus ciudadanos no pudieran más con los sacrificios que se les exigieran. Esto sí que lo vería factible, y mirando a países como Grecia o Italia pienso que los niveles de irracionalidad necesaria para dar este salto están cada día más presentes.

L'article que va publicar La Vanguardia el diumenge 7 de abril de 2013 en el suplement Dinero