Como una espina que se queda clavada en la garganta, que no quiere ni subir ni bajar, el tema de la devaluación interna todavía esta incómodamente ahí. El informe del FMI de Agosto lo dejaba claro: sin una bajada de precios y salarios de un 10% la tasa de paro todavía estará rozando el 25% llegado el año 2018.
El tema cogía un rumbo inesperado esta semana con la decisión de los técnicos de la Comisión Europea de posponer indefinidamente su decisión sobre la cifra del déficit estructural español a pesar de la presión del gobierno central para que lo baje. Aquí no está simplemente en juego el nivel de austeridad recomendado, sino que también va estrechamente vinculado el crecimiento potencial y el nivel de paro estructural, que la Comisión estima actualmente en un 23% mientras que el gobierno de Mariano Rajoy argumenta que es de “sólo” un 15%. Más allá de una decisión técnica, se trata de un debate sobre si España necesita más reformas estructurales de gran calada o no. El gobierno español argumenta que no hace falta, con las decisiones ya tomadas hay suficiente.
Todo el mundo reconoce que entre los años 2000 y 2007 la economía española operaba por encima de su capacidad. La pregunta es: ¿hasta qué punto? Cuanto menor sea el número que constituya la respuesta, mayor será el efecto “crisis”. Lo que queda se considera como producto de un componente de sobrecalentamiento insostenible y por lo tanto no recuperable.
De ahí viene la declaración de Mariano Rajoy de que España ha salido de la recesión pero no de la crisis. Evidentemente el Presidente del Gobierno Español refería al peso de la deuda externa y otras carpetas significativas todavía pendiente de solución. Pero más allá de eso, el gobierno se encuentro con un dilema – la necesidad de defender delante de los españoles que la economía está ya recuperándose y delante de Bruselas que todavía está padeciendo una crisis.
Si hemos salido de la crisis, y la tasa de crecimiento de tendencia es lo que Bruselas dice que es, entonces lo que tenemos es lo que hay, y no se puede esperar mucho más sin mayor esfuerzo. Si la crisis queda ya en el pasado es evidente que hemos entrado en una nueva “normalidad”. Pero si no hemos salido, y no queremos que esa normalidad vuelva eterna, entonces hay cosas que hacer, y bastantes.
L'article que va publicar La Vanguardia el diumenge 29 de septembre de 2013 en el suplement Dinero
dilluns, 30 de setembre del 2013
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